El Santo sepulcro se edificó en el siglo IV sobre el lugar donde se hallan las tres reliquias más importantes de la historia del cristianismo. Fue el emperador Constantino y su madre, la emperatriz Helena,, sufragaron la construcción de los edificios principales del cristianismo, erigidos sobre los lugares que se relacionaban con su vida, y muerte y resurrección. Se componía por tres edificios que las albergan. Estos unían en una sola construcción dos tipologías propias del arte paleocristiano: la planta basilical y la centralizada.
Es un santuario religioso del cristianismo, que lo podemos encontrar en la ciudad de Jerusalén. Y estaba formado por tres partes principales: la basílica se situaba sobre la roca del Calvario o Gólgota, considerada el lugar de la Crucifixión. Tiene planta basilical sin crucero, donde a cada uno de los lados de la nave central se encuentran dos filas de columnas; un gran patio, donde se exponía la Vera Cruz, considerada la cruz de Jesús, y recubierta luego de plantas de oro y piedras preciosas; el martyrium, albergaba restos del sepulcro de Jesús, desde el que, para los cristianos, resucitó. De planta circular que aún se conserva.
Otras de las edificaciones arquitectónicas paleocristianas en Jerusalén son la basílica de la Ascensión y la basílica de la Natividad
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