Naturaleza muerta con silla de rejilla.

PICCASO

El bodegón Naturaleza muerta con silla de rejilla es una obra de Pablo Picasso realizada en 1912, conservada en el Museo Picasso de París. Esta obra pertenece a las Vanguardias históricas, en concreto al cubismo. 

Naturaleza muerta con silla de rejilla es una de las obras más emblemáticas del cubismo, movimiento de vanguardia que Pablo Picasso y Georges Braque desarrollaron en París entre 1906 y 1914. El cubismo ejemplifica la ruptura con el lenguaje artístico tradicional que tuvo lugar  en el primer tercio del siglo XX, fomentada, entre otras cosas, por la deriva que estaban tomando la política internacional y la industrialización deshumanizada. Los avances científico, por su parte, también impulsaron una nueva visión de un mundo fragmentado e inestable.

Esta obra es un collage de óleo, hule y pastel sobre tela, en el que los colores predominantes son tanto fríos como cálidos, con colores como el marrón, el azul, el blanco, etc. El foco de luz en este caso son todos los fragmentos de color blanco, dado luminosidad al cuadro. La perspectiva es frontal con un punto de vista alto, y una composición cerrada ubicada en un espacio exterior. El género pictórico de esta obra es el bodegón.

Este cuadro marca el paso del cubismo analítico al sintético. El cubismo analítico, al que Picasso y Braque habían llegado en torno al 1910 por influencia de Cézanne, del arte africano y de la escultura ibérica, había derivado hacia el hermetismo. La descomposición analítica de los volúmenes y la utilización de las facetas, que permitían representar los objetos desde todos los puntos de vista, llevó a un grado de fragmentación tal que resultaba difícil distinguirlos. En 1912 formularon el cubismo sintético, que, en lugar de descomponer, buscaba sintetizar las formas esenciales del objeto. En dicha evolución fue muy importante la aparición del collage, al integrarse en la pintura fragmentos objetivos de la realidad. Fue Braque quien ideó la técnica del papier callé, pero este bodegón de Picasso se considera el primer collage de la historia.

Si bien el fauvismo y expresionismo habían aportado un revolucionario uso del color, la vanguardia cubista fue la primera que rompió con la perspectiva convencional. Su representación intelectualizada de la realidad nunca llegó a ser abstracta, pero abrió el camino para la vertiente geométrica de la abstracción, influyendo en movimientos como el neoplaticismo holandés o el suprematismo y el constructivismo rusos. Por otra parte, este collage abrió la veda para la inclusión de materiales cotidianos en la pintura, que será retomada, entre otros, por el dadaísmo.

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